¡No grites! Técnicas para mantener el silencio en clase.

FUENTE: indianlioneducation, youtube, STEC-IC.

“¡Que envidia la clase de Pepita/o! Sus alumnos/as siempre le escuchan atentamente y guardan silencio en los momentos de trabajo… Además, nunca tiene que levantar la voz para poder hablar”.

¿Has conocido alguna vez un/a profe como “Pepita/o”? ¡Qué difícil puede llegar a ser conseguir una clase que escuche activamente y atienda a las explicaciones!

La disminución del ruido en el aula es un objetivo ansiado por muchos docentes. Al ver frustrados sus deseos recurren a lo que parece más efectivo: Levantar la voz.

Parece lo más efectivopero no lo es. La realidad es que complica el clima y la relación entre profesorado-alumno. Gritar o intimidar no nos aporta nada interesante al aula:

  • Gritar provoca ansiedad en los alumnos/as, y las amenazas miedo. Solo hay que pensar en nuestra reacción como adulto si alguien nos grita o intimida. No nos produce una sensación agradable.
  • No es una actitud que queremos que repliquen. Una de nuestras tareas es enseñar a nuestros alumnos/as a lidiar con el conflicto y con esta técnica les estamos enseñando justamente eso: si alguien no nos escucha, grítale o intimídale.
  • No es una forma sana de lidiar con el estrés. Aparte de tener una reacción que no queremos que adopte, también estamos obviando otros comportamientos que podrían ser muy beneficiosos para trabajar el estrés.
  • Mina tu profesionalismo. Gritar no demuestra nada acerca de nuestras dotes de maestro/a, sino todo lo contrario. Deja mucho que desear acerca de nuestras técnicas para gestionar el aula. Si volvemos a la situación del principio, poca gente diría: “¡Que envidia la clase de Faustina/o! Siempre tiene que gritar para que le escuchen”.
  • Para y piensa. Si un padre, madre o el director estuviese en la sala… ¿perderíamos los nervios así?
  • No funciona. Los alumnos/as solo te escuchan porque tienen miedo de tu reacción y quieren que pares de gritar. No modifica comportamientos ni consigue objetivos a largo plazo. De hecho, los alumnos pueden relacionar gritos con trabajo serio y no ponerse las pilas hasta que te oigan gritar.
  • No favorece la relación con tus alumnos. Una de las mejores herramientas para gestionar el aula es una relación sólida y agradable con los alumnos/as. Gritar no favorece esto ni en los más mínimo.

Desde el STEC-IC, ponemos a disposición de todo el profesorado nuestra Guía Práctica para la Prevención de la Disfonía y otros trastornos de la voz.

Por tanto, si eres uno/a de esos/as profesores/as que se dejan la garganta en cada sesión, este post es ideal para ti. Sigue leyendo para conocer algunas estrategias, prácticas y tips para gestionar el nivel de ruido en tu aula sin alzar la voz.

1. Utiliza un sonido que no sea tu voz.

Esta técnica es bastante común. En vez de tener que subir el tono, utiliza una campana, timbre o algún instrumento como un cuenco tibetano o maracas.

Necesitas delimitar su uso: tan solo lo haces sonar cuando quieres que la clase se quede en silencio, o si quieres que te escuchen. De esta forma, cuando lo oigan, los alumnos automáticamente sabrán que esa es la señal de tranquilizarse y escuchar.

Tendrás que trabajar con ellos la reacción que deseas obtener con estos sonidos: nos sentamos en nuestros sitios con los ojos cerrados escuchando el instrumento, nos ponemos de pie en nuestro sitio en silencio, nos sentamos y esperamos a que la música pare…

Con los más peques me gusta decir que nos convertimos en piedra y tenemos que estar muy quietos hasta que la profe les toque, entonces tienen que ir a sentarse en su sitio.

2. Utiliza Los Descansos Mentales

Como ya sabéis soy fan T-O-T-A-L de los descansos mentales. Pero no es por capricho. Cualquier profe que los haya utilizado sabe que funcionan súper bien y viene de cine tener unos cuantos preparados dentro de la manga.

Los Brain Breaks les dará un momento de descanso a nuestros estudiantes. Puedes escoger una actividad que divertida para descargar energía, o calmada para relajarse. Ambas funcionan muy bien. Dependiendo de tu grupo utiliza uno u otro.

Cuando acaba la dinámica, el alumno sabe que es momento de ponerse a escuchar y aprender. Si te ves un poco verde con los Brain Breaks, no te preocupes, escribí un par de posts acerca de sus beneficios y algunos ejemplos para el aula virtual.

3. Deja el contenido importante para más tarde.

Un tip con mucho sentido común: ¿crees que si están tan alborotados están preparados para aprender algo nuevo?

Entiendo que los profes muchas veces vamos a contrarreloj, pero si el contenido es importante y no van a enterarse bien… ¿es el momento de explicarlo? Necesitamos que estén con su atención al 100% para que nuestras palabras no caigan en saco roto.

Lo que podemos hacer es, invertir tiempo y volvemos al punto 2. Recuperamos su atención, conseguimos un poco de silencio y aprovechamos para volver con ese contenido que tenemos pendiente. Así nos aseguramos que nuestros alumnos están calmados y preparados para aprender.

4. Si puedes escucharme…  

…¡tócate la nariz!

O la cabeza, o el suelo, o la ventana… Lo que prefieras.

Esta técnica funciona bien con los más pequeños. Si ven que sus compañeros están jugando a un juego similar a Simón dice, se apuntarán enseguida. El truco es decir las consignas en voz baja para que los más calladitos y atentos sean los primeros disfrutad del juego.

5. La batería – percusión corporal

Similar al anterior, pero para grupos de niños más mayores.

Realizamos una secuencia de percusión con partes de nuestro cuerpo: una palmada, chasquido izquierdo, derecho y luego zapateamos, por ejemplo. Luego vas variando y complicándolo más. A los alumnos que estén callados y realizando la actividad puedes darles la opción de salir a hacer su propio patrón.

Si eres el profe de mates… ¿no sería genial darles una cuenta matemática y pedirles que palmeen la respuesta? ¿O quién lo sepa lo escriba en la pizarra?

6. Luces apagadas o música relax.

No pienses que esta técnica es inútil: cuando apagamos las luces al principio gritarán. Mucho. Al menos los más pequeños.

Pero después de unos segundos de confusión, empezarán a escuchar y estar atentos porque no saben porqué has apagado la luz. Puedes orientarles a que descansen su cabeza sobre los brazos encima de la mesa para que así se calmen más. Mantenemos a los estudiantes así un par de minutos y ya encendemos y seguimos con la clase.

A veces apagar la luz no sirve de nada si tienes unos ventanales y luz estupenda en tu aula (¡que envidia esas clases con muy buena luz natural!), pero puedes utilizar música e ir subiendo el volumen paulatinamente. Cuando la canción acabe, estamos preparados para retomar la clase.

7. El semáforo

Las profes de infantil o primaria utilizamos esta técnica a menudo. Consiste en poner un semáforo (un termómetro o cualquier otra cosa) en un lugar visible del aula.

Cuando el volumen de la clase es el correcto para ese momento, el semáforo está en verde, significa que podemos continuar así. Si está rojo significa ¡STOP! Hay que bajar el tono. Con el termómetro es similar. Cuando está frío significa que podemos seguir hablando y si está caliente significa que necesitamos descansar y bajar la voz.

Abajo hay un semáforo para controlar los niveles de ruido y unos carteles que indican a los estudiantes el volumen perfecto para cada momento de trabajo… porque no siempre hemos de estar callados sin hablar, si no que cada momento y actividad tiene su propio nivel de voz.

8. 3…2…1… ¡Callados!

Si no… ¡¡nos tocará hacer 5 repeticiones…!! Esta actividad es divertida porque nos permite poner un “consecuencia” gracioso y ameno a los alumnos que no hayan escuchado. Podemos acordar con ellos el castigo: cantar el ABC del revés, recitar las tablas de multiplicar del 5, hacer unas sentadillas…

Se puede proyectar una cuenta atrás o citarla en voz alta, tener un temporizador o despertador.

9. Las Criaturas del silencio

Este es mi favorito. Funciona muy bien para infantil y primaria.

Explicamos a los peques que las Criaturas del Silencio, son unos bichitos muy sensibles al ruido y que se asustan si oyen ruiditos fuertes. Viven en una cueva (que puede ser un bote que tengas tapado en el aula) pero salen cuando toda la clase está en silencio.

Puedes crear las Criaturas del Silencio con tus alumnos como una actividad y así introducir esta estrategia de gestión del volumen en el aula. Abajo te dejo una foto de los que hemos realizado en una clase.

Cuando un niño está muy callado puedes acercarle el bote de las criaturas para que escoja una, o puedes llevarle directamente el que él o ella se haya creado.

Si un alumno habla cuando es hora de estar callados trabajando, podemos ponerle su criatura en una esquina de la mesa como aviso. Y si vuelve a hablar, la criatura va corriendo a esconderse en su cueva. Sin embargo, si un niño grita o habla muy alto… ¡Qué susto! ¡La criatura huye de inmediato!

10. Conseguir silencio en clase

¡Cuánto ruido! ¿Cómo podemos llamar su atención y conseguir que dejen de alborotarse de forma fácil y divertida…?

Pues claro… ¡con un mensaje secreto!

Para acabar…

¡No soy un/a maestro/a del jurásico!

No pienso que los niños/as no puedan hablar en clase ni que las aulas tengan que estar en silencio las 5 horas lectivas del día.

Cada momento y actividad tienen un ritmo y un enfoque distinto. Hay momentos donde el silencio es primordial para la concentración, pero muchas otras donde es necesario hablar. Por ello, si has llegado hasta aquí, te voy a dar un tip extra:

Respeta la necesidad que tienen los/as alumnos/as de comunicarse y verbalizar lo que están viviendo. Dales una oportunidad para que se desahoguen del estrés y de crear vínculos con sus compañeros/as. No pretendas que la clase sea siempre un lugar tranquilo y callado, también cabe en ella momentos de bullicio y diversión. Trata de encontrar el equilibrio.

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